Hace poco me hicieron una pregunta que todo ávido lector teme que le hagan algún día. Es LA pregunta, en resumidas cuentas. Y se trata de lo siguiente: ¿Qué hace que un libro sea bueno? O mejor, ¿qué características ha de tener un buen libro?
En este punto, la mente del lector asiduo sufre una parada cardíaca. Es el tipo de pregunta similar a: ¿cuál es tu libro preferido? Juro y perjuro que siempre que me hacen esa pregunta, todo libro que he leído se desvanece de mi mente. Puf, aire, si he leído no me acuerdo.Lo mismo ocurre ante la primera pregunta durante los primeros instantes tras su formulación.
Después de unos segundos de confusión, la mente lectora se embarca en una lluvia de ideas, en un viaje a través de los libros leídos, eligiendo y desechando aquellos que no nos dejaron una huella significativa y los que, por el contrario, sí lo hicieron. La frenética búsqueda trata de establecer puntos comunes, de tender puentes entre los diferentes libros, busca que te busca.
Cinco minutos de deliberación más tarde me doy cuenta de mi error, que a su vez es, en parte, la ansiada solución.
No se trata de mis libros preferidos. La pregunta es completamente subjetiva en ese aspecto. Qué buscamos realmente, ¿que esté bien escrito, que el argumento esté bien desarrollado, que los personajes sean sólidos? Pero, ¿realmente todo eso hace a un libro bueno, no depende de la visión de cada uno?
Yo creo que el cumplimiento de todos esos puntos es sólo un pequeño porcentaje de la calidad de un libro. En cierto modo contribuyen a lo que, en mi parecer, marca la diferencia. ¿Y qué marca la diferencia? Para mí, un buen libro será siempre aquel que, tras cerrarlo, me haga estar un ratito más con él entre las manos, pensando sobre la historia, dándole vueltas. Pero que ese pensamiento no se desvanezca al poco, sino que dure unos días. Ahí. Ahí está el libro bueno. Disfrútalo.
Publicado por gran P en http://contenedordeoceanos.tumblr.com
Leer no es imperativo!!!!
Contenedor de Océanos 